La comunicación interpersonal en Torreón, principios del siglo XX

…Yo entré a una convocatoria alrededor de hace 24 años de las leyendas de la Laguna. Contaban las leyendas que allá en las vías del tren, cerca de los rumbos de la Alianza por la Antigua Harinera, la Antigua Aceitera o Antigua Mantequera —no sé bien eso—, se aparecía una mujer caminando por las vías del tren, sufriendo mucho por un amor. Y entonces curiosamente esa historia es verdadera, porque el amor por el que sufría esa mujer era el de tu bisabuelo Ramón Taboada Torres. Él era maquinista de caminos, era novio de esta chica, pero la familia de esta chica, que vivía precisamente por esos rumbos, le prohibió andar con él porque tu bisabuelo tenía fama de mujeriego, parrandero y tomador, como Juan Charrasqueado (risas).  Era muy alto, muy guapo, muy alto, muy blanco. Entonces esta chica le mandó una carta a tu bisabuelo Ramón diciéndole que ya no se iban a poder ver porque su familia no lo quería. Y esa carta —fíjate incluso yo le saqué una copia a esa carta— me la prestó mi papá. Esta chica tomó la decisión de arrojarse a las vías del tren cuando mi abuelo pasara por ahí con la máquina.  Y me contó mi papá que no murió en ese momento, entonces mi abuelo se bajó corriendo del tren, la vio y se puso como loco. Se agarró a corre, corre y corre por las vías del tren hasta que ya no pudo más.  Lo encontraron… ¡ay! dicen que cerca de Cuencamé, pero a mí se me hace muy lejos; bueno, total, lo encontraron muchos kilómetros después con los zapatos deshechos. Creo que esta chica quedó moribunda y balbuceaba el nombre de mi abuelo, o sea tu bisabuelo. Y el papá de ella le mandó pedir que tu bisabuelo fuera en presencia de la chica, y cuando la chica en su inconciencia y en su gravedad sintió que ahí estaba mi abuelo, y que le hablaba, falleció.

María Patricia Taboada Reyes. Historia oral relatada a su hija Pamela Meraz Taboada, vía audio de Whatsapp, enero 2021.

Inicio con este magnífico relato de la familia Meraz Taboada, reflexionando acerca de la correspondencia: escribir una carta es mandar un mensaje al futuro; hablar desde el presente con un destinatario que está ahí, del que no se sabe cómo ha de estar de ánimo mientras le escribimos y, sobre todo, después: al leernos. La correspondencia es la forma utópica de la conversación porque anula el presente y hace del futuro el único lugar posible de diálogo.

En esta era de comunicación en el 2021 las cartas son efímeras, si no es que inexistentes, entre amigos y enamorados. Hoy más que un breve escrito, está presente una fotografía que evoca, refleja con filtros y con “posts” un destinatario como colectivo híper conectado. “Te regalas” en la imagen destacando una felicitación de cumpleaños, un aniversario o las navidades. Ahora cualquier imagen es pretexto para destacar una amistad o el amor en las famosas redes sociales.

La Comunicación en Torreón

En la década de los años veinte, del siglo pasado, la comunicación interpersonal en la región Lagunera estaba basada en cartas, recados o miradas.  La vida social era sustancial para la interacción.  “Los saraos en la plaza los domingos en el medio día, la famosa misa de doce, los bailes, corridas de toros o juegos de béisbol, vueltas en automóvil en la Plaza de Armas”. 1Homero del Bosque. Aquel Torreón. Anecdotario y relaciones de hechos y personas que destacaron en alguna forma de 1915 a 1936, Presidencia Municipal de Torreón, Instituto Municipal de Documentación y Centro Histórico Eduardo Guerra, México, 1983, pp. 25, 28

La Plaza era el lugar de reunión, el lugar para cortejar a las damas, así como el espacio de negocios, pues estaba en el centro de la ciudad…En la plaza había dos caminos bien definidos: uno para las muchachas y el otro para los muchachos, con la diferencia que ellos se movían en la dirección opuesta. Caminábamos en grupos de tres o más. Podíamos vernos de frente por algunos segundos, por el transcurso que duraban nuestros breves pasos encontrados. Hablábamos fugazmente. Pero no importaba porque era algo mejor que andar con chaperones, que, por cierto, se quedaban sentados en las bancas, murmurando.

Tulitas Wulff Jamienson.  Tulitas de Torreón. Reminiscencias de una vida en México. Archivo Municipal de Torreón, México, 2020, pp. 64 y 65

El cortejo en México tenía la función de poner la mayoría de los obstáculos posibles. Se pensaba que los hombres eran como don Juanes agresivos, de los cuales ninguna mujer podía estar a salvo. Jamás, nunca, una mujer decente podía ir con un hombre a solas. Las hermanas menores hacían la función de acompañantes forzosas: chaperones, en fin. La iglesia era el lugar adecuado para los encuentros, aunque aún allí las chicas iban en pares.

Si un hombre visitaba a una mujer tenía que compartir el tiempo con tías, con hermanas y con un innumerable desfile de curiosos parientes que lo asustaban y lo hacían dudar de sus deseos. 2Tulitas Wulff Jamienson. Tulitas de Torreón. Reminiscencias de una vida en México. Archivo Municipal de Torreón, México, 2020, pp. 64-65


Chalet Wulff construido en 1905. esde 1994 alberga al Museo Histórico de la Ciudad Casa del Cerro, testigo vivo del nacimiento y desarrollo de la ciudad de Torreón. Imagen tomada de Wikiwand

Billi, el prometido por un largo año de Tulitas, no faltó ni un día al camino de los ochenta y un escalones que daban a la casa. (Hoy Museo Histórico Casa del Cerro). En la comunidad mexicana todo era muy formal y cada joven recién llegado a la adultez era presionado para que se acercara a una muchacha con serias intenciones. “Papá era el encargado de llevarme a todos los bailes” 3Tulitas Wulff Jamienson, Op. Cit. p. 154

Tulitas de Torreón, joya de la historia regional, nos narra sin inhibiciones las costumbres de una clase acomodada, una familia extranjera interactuando con la comunidad lagunera de principios del siglo XX. Homero del Bosque nos cuenta que “A la ‘misa de doce’ las muchachas y los jóvenes concurrían, aquellas de irreprochable sombrero, aunque algunas, por no repetir domingo a domingo su uso, lo alternaban con un velo o gasa, y estos siempre de saco y corbata como para animar mejor a la chica por la cual asistían a la misa además de los por muy principales de sus sentimientos religiosos”. 4Homero del Bosque, Op. Cit. p. 136

También en la primera mitad del siglo XX las carpas, cines y teatros eran espacios de esparcimiento y de convivencia entre los ciudadanos en donde la comunicación interpersonal se hacía presente entre los habitantes de tan creciente ciudad. No se diga de los clubes, parques y casinos que abrían sus puertas para la selectiva sociedad pujante. Como muestra de lo anterior, está registrado que el español Juan Bilbao Elorduy de 64 años, cuyo oficio era exhibidor de películas y comerciante llegó a Torreón un 20 junio 1895. 5J. Eduardo Rodríguez Pardo. Asamblea de Culturas en la Laguna. Lo que de sí mismos dijeron miles de inmigrantes extranjeros al llegar a La Laguna, Archivo Municipal Eduardo Guerra, México, 2009 p. 70

El correo y el teléfono

El mozo hacía un sinnúmero de quehaceres; era mensajero comunitario. Cuando llegó el famosísimo teléfono a Torreón, ni así pudo reemplazar a nuestro mozo. En el inicio había dos sistemas telefónicos, y solo se podía hablar con personas que tuvieran el mismo sistema, el servicio era muy irregular. Era mejor mandar al mozo a dar los recados, tal y como siempre se había hecho.

Tulitas Wulff Jamienson.  Tulitas de Torreón. Reminiscencias de una vida en México. Archivo Municipal de Torreón, México, 2020, p. 72.

El teléfono como medio de comunicación en la Comarca Lagunera, era básicamente un medio al que tenían acceso unos cuantos, por ejemplo: hoteles, fábricas de hielo, jaboneras y algunos de los comercios más importantes dentro de la región, a los que se puede tener acceso en la hemeroteca del periódico La Opinión Milenio en los ejemplares de julio 1924, septiembre 1927. En casas particulares el teléfono no existía, eran contados los hogares que poseían de este tipo de servicio. Eran casi siempre personajes públicos quienes tenían este aparato en sus domicilios para asuntos de negocios.  John Olof de 46 años y nacionalidad sueca, llegó con toda su familia a Torreón el 23 de agosto 1923 para trabajar como técnico en Teléfonos Ericsson 6J. Eduardo Rodríguez Pardo. Op. Cit. p.211

No se puede considerar al teléfono como medio de comunicación entre los enamorados de la Comarca Lagunera durante la década de los veinte.  En 1906 el teléfono en casa de Tulitas estaba en el zaguán, el vestíbulo principal. La correspondencia era el medio utilizado por todos para comunicarse, ya sea los enamorados como los amigos, familiares, etc.

No existen más que dos normas para escribir: tener algo que decir y decirlo :Oscar Wilde.

“Para Francisco y (ilegible), cariñosamente, Licha”. Fotografía dedicada. Archivo Histórico Juan Agustín de Espinoza, SJ, Fondo 17, Jacinto Faya Martínez.

Las postales y epistolarios eran básicos en consejos para enamorados, como modelos de cartas amorosas para toda ocasión, declaraciones, dedicatorias para postales y fotografías, cantares amorosos y piropos. Los libros de los enamorados se consideraban un camino a seguir para resolver los problemas amorosos o simplemente obsequiar un detalle escrito que finalmente resultaba un medio de comunicación interpersonal entre enamorados y amigos. 7Daniel Poublan. Affaires et Passions des lettres parisienes au milieu du XIX siècle. Ed.Chammps Flammarion, 1963, p.381

Imagen frontal de postal enviada a Carmen Machado a Velardeña, Durango, en 1925. Archivo Histórico Juan Agustín de Espinoza, SJ. Fondo 18, Familia Machado.

En 1900 las postales marcan el momento de la evolución de la escritura en el mundo. De destinatario colectivo a destinatario individual. Se vuelven muy populares, se intercambian por millones entre la gente joven, los trazos reflejan una intimidad ambigua, la correspondencia, es pues, un pasatiempo que anima a la gente a escribir, a sacar desde sus adentros alegrías, impulsos, tristezas que llevarán a un verdadero movimiento dentro de las relaciones interpersonales; un movimiento de comunicación escrita, válida para establecer relaciones básicamente de pareja. La baja de todo esto es causada por la aparición del teléfono. Después de 1950, el teléfono no permite ya el intercambio íntimo de cartas.

En lo descrito anteriormente por Tulitas Wulff, se puede asegurar que de la misma manera se imitaba el envío de cartas, postales y fotografías apoyadas por los conocidos epistolarios de aquella época. Una prueba de ello son las postales que alberga el Archivo Histórico de la Ibero, cuyas dedicatorias e imágenes nos trasladan a la comunicación entre amigos y familiares durante la primera mitad del siglo XX, material que me llevó a realizar un trabajo de investigación en 1999 donde se analizaron fotografías, cartas y postales con dedicatoria; clasificadas en:

“A mi vidita con mi cariño más grande de su panzón”. Fotografía dedicada, s/f. Archivo Histórico Juan Agustín de Espinoza, SJ, Fondo 17, Jacinto Faya Martínez
  • fotografías como regalo entre amigos
  • fotografías como obsequio a la persona amada
  • fotografías de bodas dedicadas a familiares y amigos
  • fotografías como obsequio a hijos, hermanos o padres y
  • fotografías como muestra de admiración y respeto.

Es tal la riqueza semiótica en torno a las imágenes encontradas: en el escenario, el vestido, la pose y la presentación física de los retratos se descubre una comunicación más íntima que la simplemente epistolar, sobretodo porque incluyen imágenes personales, una parte de uno mismo que no todo el mundo poseía. Eso también es una forma de comunicar.

La historia de la vida privada y la familia sigue siendo un vasto campo para investigar y difundir. Debemos apropiarnos como un compromiso elemental; el hurgar, narrar y compartir los sucesos de nuestras familias a las nuevas generaciones que crecen acompañadas de historias efímeras en Instagram. Algo así como escanear la vida digital para nuestro propio archivo familiar.

Referencias   [ + ]

1. Homero del Bosque. Aquel Torreón. Anecdotario y relaciones de hechos y personas que destacaron en alguna forma de 1915 a 1936, Presidencia Municipal de Torreón, Instituto Municipal de Documentación y Centro Histórico Eduardo Guerra, México, 1983, pp. 25, 28
2. Tulitas Wulff Jamienson. Tulitas de Torreón. Reminiscencias de una vida en México. Archivo Municipal de Torreón, México, 2020, pp. 64-65
3. Tulitas Wulff Jamienson, Op. Cit. p. 154
4. Homero del Bosque, Op. Cit. p. 136
5. J. Eduardo Rodríguez Pardo. Asamblea de Culturas en la Laguna. Lo que de sí mismos dijeron miles de inmigrantes extranjeros al llegar a La Laguna, Archivo Municipal Eduardo Guerra, México, 2009 p. 70
6. J. Eduardo Rodríguez Pardo. Op. Cit. p.211
7. Daniel Poublan. Affaires et Passions des lettres parisienes au milieu du XIX siècle. Ed.Chammps Flammarion, 1963, p.381
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